El otro día pude por fin completar uno de los clásicos de invierno que aún me quedaban pendientes: el del amanecer en el embalse de Maroño. Ya lo había intentado antes, incluso otros años, pero la mayor dificultad radica en que no tiene que haber nada de viento, ni siquiera la más ligera brisa para que la Sierra Salvada pueda reflejarse en el agua. También es importante que ninguna nube tape los primeros momentos de la salida del Sol, ya que es cuando la luz adquiere esa espectacular tonalidad rojiza. Y ese instante sólo dura unos segundos. Afortunadamente lo tenía todo preparado para sólo tener que apretar el botón:
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Amanecer en Maroño |
Después decidí dar una vuelta por el entorno del embalse. En esta foto, aparte de la composición me llamó la atención el contraste de los tonos cálidos y fríos. Me acuerdo que el termómetro del coche marcaba 5º bajo cero y como podéis ver, la hierba estaba totalmente congelada.
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Carretera hacia el Ungino |
Del posterior paseo por el entorno del embalse pude rescatar 2 fotos:.
Una con el sol iluminando las copas de los árboles:
Y otra aprovechando el reflejo del pueblo y del Ungino:
Cómo para elegir !! Qué bonitas !!
ResponderEliminarExcepto la segunda, todos con el leitmotiv de los reflejos....Claro que a mí me encantan las fotos de carreteras...
Qué privilegio amanecer en un lugar como ese! Y poder plasmar en una simple fotografía algo más que el lugar y su luz: una especie de estremecimiento.
ResponderEliminarMuchas gracias XuanRata
EliminarEstos son los momentos únicos por los que merece la pena el esfuerzo de madrugar